Algo continúa en un brillo sin
lugar
como muerte en vida por el fuego
hay que cruzar
y nunca termina, me lacera sin
piedad
por el fuego en vida como muerte
hay que cruzar.
(La daga, Santa Sabina)
Al mediodía de
este 2 de diciembre, algunos miembros de la familia musical de Julio Díaz
(Poncho Figueroa, Alex Otaola, Leonel Pérez, Fratta) y su hijo confirmaron por
facebook el deceso del gran baterista mexicano y que es sobre todo recordado
por haber integrado Santa Sabina en su segunda etapa, tras dejar la
multinacional BMG. Sin embargo el trabajo de Julio fue prolífico ya que desde
muy joven (a los 13 años) formó el grupo “El que ríe al último” en su natal
Aguascalientes y ya afincado en el D.F. participó como baterista con Kenny y
los Eléctricos, Fratta, Benny Ibarra, Maldita Vecindad, entre otros.
Julio llegó a
Santa Sabina en 1998 con 22 años a ocupar una vacante en la batería que había
dejado Patricio Iglesias por problemas de salud y que, como comentó en algún
momento Rita Guerrero, además de un momento sumamente triste hizo que ella y
sus compañeros se replantearan en seguir. Sin embargo encontraron en la figura
de Julio (a quien conocían años atrás) la capacidad para reforzar la base
sólida y la magia del grupo se extendió unos años más.
Con
esta nueva formación, prepararon un videoclip del tema La daga. Santa Sabina llevó a escena un guión de Alberto Nulman y
Ana Luisa Montes de Oca, que recuperaba temas, pasajes y personajes del cine
expresionista como “El perro andaluz”, “La caja de Pandora” y “El gabinete del
Doctor Caligari” con distintos escenarios, el del cuarto de hotel para
representar la conciencia, los recuerdos, las culpas y en un bar para mostrar
el inconsciente, la feria de las vanidades.
Los
personajes que representaron los músicos fueron los siguientes:
Rita Guerrero: LULU: La protagonista. Como Lulú de La
caja de Pandora, parece incapaz de evitar que se desencadenen acontecimientos
sombríos. A diferencia de ella, lo intenta.
Alex Otaola: EL FOTOGRAFO: El que revela lo oculto,
pero no puede hacer nada contra el destino. Alva de La Caja de Pandora.
Julio Díaz: EL CANTINERO CESARE: El hombre sin
voluntad, el sojuzgado, el muerto en vida que recobra la voluntad por amor.
Cesare del Gabinete del doctor Caligari.
Poncho Figueroa: PORDIOSERO: El destino, el que sabe lo
que va a pasar. y EL DUEÑO: El poder. La fuerza. La pasión. Shoen de La caja de
Pandora, y Caligari.
Juan Sebastián Lach: JACK: Lo inevitable y la pasión
incontrolable. Jack el destripador de La caja de Pandora.
El conjunto de músicos: el verdadero grupo, “la
música”. La compresión por encima de las relaciones superficiales.
Con la
incorporación de Julio Díaz a Santa Sabina se compusieron la mitad de los temas
que conforman Mar adentro en la sangre,
editado de forma independiente en el año 2000 y el último disco en estudio, Espiral, de 2003. Además de las
respectivas giras, comparte con sus compañeros momentos relevantes como el
bautizo del grupo en Huautla de Jiménez (Oaxaca) por María Apolonia (hija de
María Sabina), el concierto de XV aniversario en 2004 en el Teatro Metropólitan
que se editó un año después para cerrar la discografía del grupo. Asimismo continuó como el baterista principal en conciertos
puntuales de la última faceta destacando el “Vive Latino” de 2008, las presentaciones del grupo en 2009 (Guadalajara, Tijuana, Hermosillo) y el
homenaje “Rita en el corazón” en diciembre de 2010 que reunió a todos los
músicos que integraron alguna de las etapas de Santa Sabina.
Julio Díaz
siguió su carrera en la música y en 2010 se editó su disco solista “Díaz de
Julio” en el que colaboraron amigos, destacando Sax de Maldita Vecindad.
Personalmente
lo recordaré desde el primer concierto de Santa Sabina del que fui partícipe,
presentando Mar adentro en la sangre
en el Teatro Metropólitan, también en la Planta de Luz de Plaza Loreto con un
Palomazo que hizo a la guitarra en el cover de Dizzie Gillespie (“Birk’s works”,
que cerraba el disco Unplugged) y sobre
todo en una imagen muy alegre con unas copas encima después de un concierto en
el del Museo de la Ciudad de México, cantando y bailando “¿Qué le pasa a
Lupita?” frente a una pintura de la virgen de Guadalupe, tras bambalinas.
Se va un hombre
de pocas palabras y buen humor que percutió duro y dejó un legado interesante,
que seguramente continuará su hijo, baterista también y con el mismo nombre de
pila. “La música es mi cobija, sin la música tendría frío”, declaraba Julio Díaz
en entrevista para “Biopolítica” a principios de este 2014. Descanse en paz.