martes, 2 de diciembre de 2014

Julio Díaz, baterista de Santa Sabina



Algo continúa en un brillo sin lugar
como muerte en vida por el fuego hay que cruzar
y nunca termina, me lacera sin piedad
por el fuego en vida como muerte hay que cruzar.

(La daga, Santa Sabina)

Julio Diaz Santa Sabina



Al mediodía de este 2 de diciembre, algunos miembros de la familia musical de Julio Díaz (Poncho Figueroa, Alex Otaola, Leonel Pérez, Fratta) y su hijo confirmaron por facebook el deceso del gran baterista mexicano y que es sobre todo recordado por haber integrado Santa Sabina en su segunda etapa, tras dejar la multinacional BMG. Sin embargo el trabajo de Julio fue prolífico ya que desde muy joven (a los 13 años) formó el grupo “El que ríe al último” en su natal Aguascalientes y ya afincado en el D.F. participó como baterista con Kenny y los Eléctricos, Fratta, Benny Ibarra, Maldita Vecindad, entre otros.
Julio llegó a Santa Sabina en 1998 con 22 años a ocupar una vacante en la batería que había dejado Patricio Iglesias por problemas de salud y que, como comentó en algún momento Rita Guerrero, además de un momento sumamente triste hizo que ella y sus compañeros se replantearan en seguir. Sin embargo encontraron en la figura de Julio (a quien conocían años atrás) la capacidad para reforzar la base sólida y la magia del grupo se extendió unos años más. 



Con esta nueva formación, prepararon un videoclip del tema La daga. Santa Sabina llevó a escena un guión de Alberto Nulman y Ana Luisa Montes de Oca, que recuperaba temas, pasajes y personajes del cine expresionista como “El perro andaluz”, “La caja de Pandora” y “El gabinete del Doctor Caligari” con distintos escenarios, el del cuarto de hotel para representar la conciencia, los recuerdos, las culpas y en un bar para mostrar el inconsciente, la feria de las vanidades.
Los personajes que representaron los músicos fueron los siguientes:
Rita Guerrero: LULU: La protagonista. Como Lulú de La caja de Pandora, parece incapaz de evitar que se desencadenen acontecimientos sombríos. A diferencia de ella, lo intenta.
Alex Otaola: EL FOTOGRAFO: El que revela lo oculto, pero no puede hacer nada contra el destino. Alva de La Caja de Pandora.
Julio Díaz: EL CANTINERO CESARE: El hombre sin voluntad, el sojuzgado, el muerto en vida que recobra la voluntad por amor. Cesare del Gabinete del doctor Caligari.

Poncho Figueroa: PORDIOSERO: El destino, el que sabe lo que va a pasar. y EL DUEÑO: El poder. La fuerza. La pasión. Shoen de La caja de Pandora, y Caligari.
Juan Sebastián Lach: JACK: Lo inevitable y la pasión incontrolable. Jack el destripador de La caja de Pandora.
El conjunto de músicos: el verdadero grupo, “la música”. La compresión por encima de las relaciones superficiales.


Con la incorporación de Julio Díaz a Santa Sabina se compusieron la mitad de los temas que conforman Mar adentro en la sangre, editado de forma independiente en el año 2000 y el último disco en estudio, Espiral, de 2003. Además de las respectivas giras, comparte con sus compañeros momentos relevantes como el bautizo del grupo en Huautla de Jiménez (Oaxaca) por María Apolonia (hija de María Sabina), el concierto de XV aniversario en 2004 en el Teatro Metropólitan que se editó un año después para cerrar la discografía del grupo. Asimismo continuó como el baterista principal en conciertos puntuales de la última faceta destacando el “Vive Latino” de 2008, las presentaciones del grupo en 2009 (Guadalajara, Tijuana, Hermosillo) y el homenaje “Rita en el corazón” en diciembre de 2010 que reunió a todos los músicos que integraron alguna de las etapas de Santa Sabina.




Julio Díaz siguió su carrera en la música y en 2010 se editó su disco solista “Díaz de Julio” en el que colaboraron amigos, destacando Sax de Maldita Vecindad.  


Personalmente lo recordaré desde el primer concierto de Santa Sabina del que fui partícipe, presentando Mar adentro en la sangre en el Teatro Metropólitan, también en la Planta de Luz de Plaza Loreto con un Palomazo que hizo a la guitarra en el cover de Dizzie Gillespie (“Birk’s works”, que cerraba el disco Unplugged) y sobre todo en una imagen muy alegre con unas copas encima después de un concierto en el del Museo de la Ciudad de México, cantando y bailando “¿Qué le pasa a Lupita?” frente a una pintura de la virgen de Guadalupe, tras bambalinas.


Se va un hombre de pocas palabras y buen humor que percutió duro y dejó un legado interesante, que seguramente continuará su hijo, baterista también y con el mismo nombre de pila. “La música es mi cobija, sin la música tendría frío”, declaraba Julio Díaz en entrevista para “Biopolítica” a principios de este 2014. Descanse en paz.